Cuando no quieras sentir.

sábado, 11 de mayo de 2013


Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.








-Deja de escuchar la estática.
- ¿Qué cojones quiere decir eso?
- Nada. Que todo lo que hay en este mundo es como una transmisión, buscando su camino a través de la oscuridad. Pero todo -la vida, la muerte, todo- está completamente rodeado de la estática. (hace el sonido de la estática) ¿Sabes? Pero si escuchas la estática durante demasiado tiempo, te acaba jodiendo.