Está más que claro que ya no es la misma, y sospecho que jamás volverá a serlo, en principio porque a pesar de sus escasos años creció y obviamente va a seguir creciendo, pero por sobre todas las cosas por ese amor que la marcó, que le quitó las ganas de creer y de querer, ya no piensa que el amor es tan bonito como lo describen las típicas tarjetas de los subtes.
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